Cierto día alguien me pasó éste texto, supongo que lo hizo para que aprendiese a no apegarme o en su defecto a desapegarme con soltura sin que ello suponga dolor, sigo aprendiendo....y lo quiero compartir, por si a alguien le pueda servir.
(Desapegándome……………..)
“La
realización personal pasa, empieza, crece, incluso muere con el
amor…..”. Pero ¿qué significa amar?.
Significa
ser sensible a la vida, a las cosas y a las personas; tener
sentimientos hacia todo y hacia todos, sin excluir nada ni a nadie.
Porque a la exclusión sólo se llega a base de endurecerse, a base
de cerrar las propias puertas, y el endurecimiento mata la
sensibilidad. No te resultará difícil encontrar ejemplos de esta
clase de sensibilidad en tu propia vida. ¿No te has detenido nunca a
retirar una piedra o un clavo de la carretera para evitar que alguien
pueda sufrir daño? Lo de menos es que tú no llegues nunca a conocer
a la persona que va a beneficiarse de ello, o que no se recompense ni
se reconozca tu gesto. Lo haces por puro sentimiento de benevolencia
y bondad. ¿No te has sentido alguna vez afligido ante la absurda
destrucción, en cualquier parte del mundo, de un bosque que nunca
ibas a ver ni del que te ibas a beneficiar jamás? ¿No te has tomado
nunca más molestias de las normales por ayudar a un extraño a
encontrar la dirección que buscaba, aunque no conocieras ni fueras
nunca a volver a ver a esa persona, simplemente por haber
experimentado un sentimiento de bondad?
En
esos y en otros muchos momentos, el amor ha aflorado a la superficie
en tu vida, haciendo ver que se hallaba en tu interior esperando ser
liberado.
¿Cómo
puedes llegar a poseer esta clase de amor? No puedes, porque ya está
dentro de ti. Todo lo que tienes que hacer es quitar los obstáculos
que tú mismo pones a la sensibilidad, y ésta saldrá a la
superficie. Esos obstáculos a la sensibilidad son dos: la
opinión y el apego. Hablemos primero de la
opinión. En cuanto tienes una opinión, ya has llegado a una
conclusión acerca de una persona, una situación o una cosa. Te has
quedado fijo en un punto y has renunciado a tu sensibilidad. Te has
predispuesto, y ya sólo verás a esa persona o cosa desde tu
predisposición o prejuicio. En otras palabras, vas a dejar de verla
para siempre. ¿y cómo puedes ser sensible a alguien a quien ni
siquiera ves?
Piensa
en una persona a la que conozcas y haz una lista de las numerosas
conclusiones, positivas o negativas, a las que hayas llegado y sobre
la base de las cuales te relacionas con ella. En el momento en que
digas: «Fulano es inteligente» o «cruel» , o desconfiado» , o
«cariñoso» , o lo que sea, en ese mismo momento ya has endurecido
tu percepción, te has formado un prejuicio y has dejado de ver a esa
persona en su constante devenir; es algo análogo al caso del piloto
que se pusiera a volar hoy con el informe meteorológico de la semana
pasada. Examina con mucho cuidado dichas opiniones, porque el simple
hecho de comprender que se trata de opiniones, conclusiones o
prejuicios, no reflejos de la realidad, hará que desaparezcan.
En
cuanto al apego, ¿cómo se forma? Ante todo, proviene del contacto
con algo que te ocasiona placer o satisfacción: un coche, Twitter,
un moderno aparato anunciado de manera atrayente, una frase de
elogio, la compañía de una persona. ..Viene luego el deseo de
aferrarte a ello, de repetir la gratificante sensación que esa cosa
o persona te ha ocasionado.
Por
último, llegas a convencerte de que no serás feliz sin esa cosa o
persona, porque has identificado el placer que te proporciona con la
felicidad.
Y
ya tienes un apego con todas las de la ley; un apego que,
inevitablemente, te hace excluir otras cosas y ser insensible a todo
cuanto no forme parte de él.
Consiguientemente,
cada vez que tengas que dejar el objeto de tu apego, dejarás con él
tu corazón, que ya no podrás , poner en ninguna otra cosa. La
sinfonía de la vida prosigue, pero tú no dejas de mirar atrás, de
aferrarte a unos cuantos compases de la sinfonía, de cerrar tus
oídos al resto de la música, produciendo con ello una disarmonía y
un conflicto entre lo que la vida te ofrece y aquello a lo que tú te
aferras. y vienen a continuación la tensión y la ansiedad, que
constituyen la muerte misma del amor y de la gozosa libertad que el
amor conlleva. Y es que el amor y la libertad
sólo se encuentran cuando se sabe disfrutar de cada nota en el
momento en, que ésta se produce, pero sin tratar de apresarla, a fin
de mantenerse plenamente receptivo a las notas siguientes.
¿Cómo
liberarse de un apego? Muchos suelen intentarlo por medio de la
renuncia. Pero renunciar a unos cuantos compases de la sinfonía,
hacerlos desaparecer de la conciencia, origina precisamente la misma
clase de violencia, conflicto e insensibilidad que el aferrarse a
ellos. Lo único que se consigue, una vez más, es endurecerse. El
secreto reside en no renunciar a nada ni aferrarse a nada, en
disfrutar de todo y permitir que todo pase. y esto ¿cómo se hace?
A base de muchas horas de observar el carácter corrompido y viciado del apego. Por lo general, lo que haces es centrarte en la emoción, en la ráfaga de placer que el objeto de tu apego te produce. ¿Por qué no intentas ver la ansiedad, el sufrimiento y la falta de libertad que también te ocasiona, a la vez que la alegría, la paz y la libertad que experimentas cuando desaparece? Entonces dejarás de mirar atrás y podrás sentir el hechizo de la música en el instante presente. Finalmente, echa un vistazo a la sociedad en la que vivimos, podrida de apegos hasta la médula. Porque, si uno está apegado al poder, al dinero, a la propiedad, a la fama y al éxito; si uno busca todas estas cosas como si su felicidad dependiera de ellas, será considerado como un miembro dinámico, trabajador y productivo de la sociedad.
En otras palabras, si uno persigue esas cosas con una arrolladora ambición capaz de destruir la sinfonía de su vida y convertirle en un ser duro, frío e insensible para con los demás y para consigo mismo, entonces la sociedad le considerará un ciudadano «como es debido» , y sus parientes y amigos se sentirán orgullosos del «estatus» que ha alcanzado.
¿A cuántas personas conoces, de las que llaman «respetables», que hayan conservado esa tierna sensibilidad del amor que sólo la falta de apegos puede proporcionar? Si piensas en ello detenidamente, experimentarás una repugnancia tan profunda que instintivamente arrojarás de ti todo apego, como harías con una serpiente que te hubiera caído encima. Te rebelarás y tratarás de liberarte de esta pútrida cultura, basada en la codicia y el apego, en el ansia y la avaricia y en la dureza e insensibilidad del desamor .
A base de muchas horas de observar el carácter corrompido y viciado del apego. Por lo general, lo que haces es centrarte en la emoción, en la ráfaga de placer que el objeto de tu apego te produce. ¿Por qué no intentas ver la ansiedad, el sufrimiento y la falta de libertad que también te ocasiona, a la vez que la alegría, la paz y la libertad que experimentas cuando desaparece? Entonces dejarás de mirar atrás y podrás sentir el hechizo de la música en el instante presente. Finalmente, echa un vistazo a la sociedad en la que vivimos, podrida de apegos hasta la médula. Porque, si uno está apegado al poder, al dinero, a la propiedad, a la fama y al éxito; si uno busca todas estas cosas como si su felicidad dependiera de ellas, será considerado como un miembro dinámico, trabajador y productivo de la sociedad.
En otras palabras, si uno persigue esas cosas con una arrolladora ambición capaz de destruir la sinfonía de su vida y convertirle en un ser duro, frío e insensible para con los demás y para consigo mismo, entonces la sociedad le considerará un ciudadano «como es debido» , y sus parientes y amigos se sentirán orgullosos del «estatus» que ha alcanzado.
¿A cuántas personas conoces, de las que llaman «respetables», que hayan conservado esa tierna sensibilidad del amor que sólo la falta de apegos puede proporcionar? Si piensas en ello detenidamente, experimentarás una repugnancia tan profunda que instintivamente arrojarás de ti todo apego, como harías con una serpiente que te hubiera caído encima. Te rebelarás y tratarás de liberarte de esta pútrida cultura, basada en la codicia y el apego, en el ansia y la avaricia y en la dureza e insensibilidad del desamor .
1 comentarios:
Desapegarse o no desapegarse... this is the question!
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